Lectura de Registros Akáshicos de un árbol y una mosca

Un poco antes del confinamiento domiciliario de 2020 fui a un bosque a abrir los Registros Akáshicos de un árbol. La idea era comprender si cada árbol tiene un espíritu o alma, porque no me terminaba de encajar ese concepto tan extendido. Yo me decía que, si un árbol tiene alma, un alma concreta con su sentido de entidad separada como la tenemos nosotros, también debe tener un alma una lechuga. Pero, en ese caso, pensaba, si le quito unas hojas a la lechuga para comérmelas, ¿le estoy quitando un cacho de alma o el alma sigue estando en la parte principal de la lechuga que sigue en la tierra?, o cuando corto una lechuga entera y no solo unas hojas, ¿el alma se queda en las raíces que se quedan en la tierra o en la lechuga que me he llevado a casa?, ¿en qué momento el alma de una lechuga abandona el cuerpo porque se ha muerto? Es que las raíces pueden volver a brotar, por lo que la planta no está muerta

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Con estas reflexiones bulléndome en la cabeza, fui a las campas de Legaire, un bello paraje cercano a casa, y me puse a deambular entre árboles. Estando en contemplación, paseando, llego a un acebo que me llama la atención (el emblemático gorosti vasco). Y decido abrir los Registros Akáshicos de ese acebo. Resulta que, en vez de sentir al acebo, me empieza a hablar el árbol de al lado. Le digo: “Si yo he abierto los Archivos de este gorosti, ¿por qué me estás hablando tú?” -Obvio, porque estoy aquí- me contesta con toda la naturalidad.

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No siempre tengo conversaciones fluidas con los seres con los que me comunico, pero esta fue una alegre conversación entre amigos. Me explica que es el espíritu que gestiona esa parte del bosque, hasta donde alcanza mi vista. Se le ha asignado una porción de naturaleza. Es como yo, del 5º Plano de Existencia (el mundo espiritual), en una aventura material, viviendo una vida física, y gestionará la naturaleza durante un lapso de tiempo mayor que una vida humana, pero tampoco tanto. Extrañada, le pregunto si el acebo no tiene un alma propia y me responde: “¡Buena pregunta! Pues me pasa como a ti, que me identifico con los cuerpos más grandes, como este árbol”. -Anda -le contesto-, entonces, si me voy a ese otro árbol tan grande, ¿también me hablarás tú? -Así es. Como si le hablaran a tu mano o a tu tripa, sentirías que te hablan a ti. Tú estás en todas las partes de tu cuerpo, ¿verdad?

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Es muy simpático y yo tengo ganas de aprender. Así que sigo preguntándole: -¡Qué interesante! ¿Y qué haces durante todo el día, eliges que todo vaya armonioso?, ¿decides cuándo nace cada flor? -No es exactamente así. La vida la insufla la Fuente, no yo. Igual que en tu caso, Alsia (el nombre de mi Yo Superior) no da la vida a Alazne (mi nombre físico), se la da el SER. Yo sólo gestiono que todo se vaya haciendo. Como verás, no es mucho, es un trabajo sencillo: supervisar que todo se vaya haciendo según las condiciones. Ahí, en ese bosque sombrío, busco que todo siga siendo así. Y aquí, bajo estas hojas secas, que la tierra se vaya enriqueciendo. Algo así como el libre albedrío humano. Por ejemplo, esa parte del bosque es más oscura y su vibración es más densa, pero la atiendo igual porque forma parte de la sección de naturaleza que me han asignado. La función de ese bosque también es importante, aunque a mí no me guste tanto que sea tan sombrío. Soy como tú, tengo mi personalidad y mis manías y cumplo con mi misión lo mejor que sé. -¿Qué se aprende gestionando el 2º Plano de Existencia (el mundo vegetal)? –Es el mejor sitio para aprender Las 7 Leyes del Universo (se refiere al Kybalion). Aprender a cumplirlas y a usarlas en beneficio de todos los implicados. También regulo los latidos de tu corazón. ¿O crees que tu espíritu gobierna sobre los órganos humanos? En ese momento no entiendo nada, ¿qué pasa?, ¿cómo?, ¿me he desconcentrado?, ¿eso es así?… Invoco a los Registros Akáshicos, pido aclaración, y me dicen: “Es un bromista, no le hagas caso. Es como tú, hace bien su trabajo, aunque a veces le gusta bromear… te ha tomado el pelo”. Absolutamente maravilloso.

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Y los Registros Akáshicos siguen contándome: –Los dos sois espíritus de la misma clase, él también encarna en cuerpos humanos, pero ahora le han permitido hacer este servicio de ser Guardián de la Naturaleza, o Espíritu de Gaia, ya sabes, los designáis con muchos nombres. Además de encarnar en personas o ser guardianes de la naturaleza, también encarnáis en insectos, peces, pájaros, animales, etc. Miles y decenas de miles de veces.

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Vuelvo a mi conversación con el espíritu del bosque y le pregunto: –¿Y también gestionas las moscas, o tienen alma propia? -Míralo tú misma -me contesta-, abre los Registros Akáshicos de una de ellas. Lo hago, de “esa mosca”, la que está apoyada en el mismo árbol que yo, junto a la pantorrilla izquierda. Pienso que las moscas son muy inquietas y que se moverá antes de que pueda leer la Oración Sagrada de Apertura de los Registros Akáshicos, pero no, ahí sigue, completamente paralizada. Viene un espíritu parecido a Míster Proper, entiendo que adopta una imagen limpia, de torso desnudo y calvo, para dar sensación de limpieza… las moscas me dan asco… Y se le ve muy activo: – Uy qué gracia, hola mosca, ¿qué haces? – Pues aquí, me queda poco tiempo y tengo mucho que hacer. ¿Encantado, eh? – ¿Y qué haces hablando conmigo si la mosca está viva? -le pregunto mientras me troncho de risa, ¡qué divertido es esto! – Tú me has llamado. Tienes poder sobre mí, no me puedo negar. Ya ves que mi cuerpo se ha quedado paralizado, grogui. -Vale, vale, pues muchas gracias, ya puedes volver a tu cuerpo. He abierto los ojos y la mosca seguía en su sitio. He cerrado los Archivos Akáshicos de la mosca y seguía quieta. Al acercar mi pie, por fin, ha alzado el vuelo.

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De nuevo, centro mi atención en la conversación con el espíritu del bosque y le pregunto: –¿Tengo poder sobre una mosca? -Sí, y sobre las flores que no pisas cuando caminas alegremente y sobre la lluvia que no cae cuando pides no mojarte, y sobre la plaza de aparcamiento disponible y tantas otras cosas de cada día que tú sabes. Aunque SOLO FUNCIONA SI TE LO CREES, PORQUE LA MENTE ES LA CREATIVA.

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Estoy gratamente sorprendida de tener una conexión tan fructífera y de tan larga duración y aprovecho para preguntarle más cosas: –¿Qué son los Seres Elementales? Responde el espíritu de la naturaleza de Legaire: –Son un divertimento de quienes gestionamos el 2º Plano vegetal. No nos identificamos con ellos y no tienen alma. Pero yo, el espíritu del bosque, los gobierno. Son siempre picarones y juguetones. CADA CUERPO QUE ENCARNAS TE PERMITE UN CIERTO GRADO DE EMOCIONES EN FUNCIÓN DE SUS COMPONENTES “FÍSICOS”: Hay cuerpos donde gozar es más fácil. Como es más fácil nadar o escalar o hacer un examen de álgebra en unas personas que en otras. EN LOS SERES ELEMENTALES HACER TRAVESURAS Y REÍR ES MÁS FÁCIL. Tener seres elementales a nuestra disposición también nos sirve para relacionar seres que no se mueven, para que lleven amor a una planta enferma, por ejemplo. Como vuestra flora bacteriana, comunica todo el cuerpo con su inteligencia. La inteligencia que gobierna tu flora bacteriana no es propia sino tuya, aunque no seas consciente. Cada bacteria, célula o microorganismo de tu cuerpo tiene su propia consciencia, su propia inteligencia, pero, al igual que cada árbol, no tiene alma. El espíritu de la naturaleza me está diciendo que mi flora bacteriana es regulada por mi espíritu, al igual que él, que es un espíritu, regula a los seres elementales de la porción de naturaleza que le han asignado. Sorprendente. Y me sigue explicando: -Los espíritus de Gaia son duales, aunque la mayoría sean del 5º Plano, como tú. Y los Seres Elementales reflejan la dualidad del espíritu que les gobierna. No se desplazan a gran distancia, porque sólo existen en el ámbito de influencia del espíritu de Gaia correspondiente. Por eso hay hadas bondadosas, elfos traviesos y trolls un poquito crueles, porque responden a la personalidad del Espíritu que gobierna esa porción de la naturaleza.

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Y así, terminamos la conversación y nos despedimos. ¡Muchas gracias! Al volver a casa voy percibiendo diferentes espíritus de la naturaleza. Siento que toda Vitoria-Gasteiz está gestionada por el mismo espíritu. Esto es, el parque de Salburua y mis macetas las gestiona el mismo ser. Fueron como 5 ó 6 espíritus entre Legaire y Vitoria, como unos 10 km por cada espíritu.

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